VILAR: Tierra de huracanes y tormentas perfectas



Por:José Rafael Vilar.

Cuba, tierra de huracanes, estos dĂ­as estuvo en el centro de muchas noticias tras la explosiĂłn de protestas populares que desconcertaran a ajenos y a propios: El 11 de julio, el cansancio por los continuados “alambrones” — mĂĄs que “apagones”— en la ciudad de San Antonio de los Baños —sede de la Escuela Internacional de Cine y TelevisiĂłn de la FundaciĂłn del Nuevo Cine Latinoamericano— lanzĂł a sus habitantes en una inusual protesta que, chispa vĂ­a redes sociales, se extendiĂł a la capital y diferentes provincias —muchas se dice, aun el controlado silencio mediĂĄtico—, uniendo los mĂĄs disĂ­miles reclamos latentes y convirtiendo el paĂ­s — y las noticias— en un guirigay.

Aunque no era la primera gran protesta en el paĂ­s —el Maleconazo de 1994 lo antecediĂł—, sĂ­ pasmĂł el Poder en un inicio. Para quien lo recuerde o lo googlee, el Maleconazo fue en pleno periodo especial en tiempos de paz —la grave crisis econĂłmica tras colapsar el bloque soviĂ©tico, que JosĂ© Carlos Cueto (BBC) describiĂł: “La economĂ­a cubana se desangra. Escasean la comida y las medicinas. Los apagones son constantes. Muchos se hartan”—: miles de cubanos salieron al MalecĂłn de La Habana para la mayor protesta contra el Gobierno desde 1959; vandalizaron, rompieron vidrieras y enfrentaron a palos y piedras a la PolicĂ­a, desbordada y desconcertada en un primer momento; al rato, Fidel Castro —Castro el mayor— fue hasta los manifestantes y, con su carisma ineludible, apaciguĂł la revuelta y exhortĂł —in situ, solo Ă©l podĂ­a— a «derrotar a los apĂĄtridas» que protestaban. Palo y zanahoria, Castro el mayor —como en Mariel 1980— dio vĂ­a a la emigraciĂłn masiva en balsas, a una progresiva apertura econĂłmica —con trancas y retrancas que Castro el menor, al sucederlo, intentĂł profundizar— y acuerdos migratorios con los EEUU, destinatario de los migrantes.

Veintisiete años despuĂ©s, el ciclo —nunca cerrĂł totalmente— se repite: la desapariciĂłn del apoyo externo —el madurismo en rotundo fracaso— provoca nueva contracciĂłn —si entre 1990 y 1995 el PIB cubano cayĂł 36%, solo en 2020 cayĂł 11% y empeorarĂĄ en 2021— y una tormenta social y econĂłmica “perfecta”: pandemia —su manejo muy augurioso en 2020 pero crĂ­tico en 2021, peor para un paĂ­s dependiente del turismo—, mĂĄs restricciones del embargo y complicaciones emanadas del reciĂ©n implementado ordenamiento cambiario, parte de la moderada transformaciĂłn del modelo —fracasado el absoluto estatismo centralizado desde la ofensiva revolucionaria de 1968 que acabĂł la propiedad privada no personal.

Aunque desde Clinton, los EEUU son de los primeros proveedores de alimentos a Cuba y no hay restricciĂłn para medicinas, el embargo impuesto desde 1962 —el bloqueo solo durĂł la crisis de los misiles—, su recrudecimiento bajo Trump, luego de la flexibilizaciĂłn de la era Obama, afectĂł significativamente los ingresos por turistas estadounidenses, los envĂ­os de remesas y las inversiones y transacciones financieras con Cuba, complejizando mĂĄs la situaciĂłn.

Hay mucho mĂĄs: los pedidos de libertad de expresiĂłn —por el autobloqueo ideolĂłgico tras el Congreso Cultural de La Habana en 1968— consignados con “Patria y Vida” —antĂ­tesis del “Patria o Muerte”—, la criminalizaciĂłn de estas protestas y el llamado a combatirlas —luego suavizado—, los fake news, bulos y rumores mĂșltiples de todos lados…

¿Las moderadas medidas econĂłmicas —suspensiĂłn de restringidas previamente— serĂĄn paliativo suficiente o urgirĂĄn otras mĂĄs? ¿IncidirĂĄ la ausencia de Castro el mayor?

CerrarĂ© con mi afirmaciĂłn que, de todo lo descartable, la batalla de los relatos de la Guerra FrĂ­a ocupa el lugar importante: de un lado, achacar al embargo todos los males propios sin sonrojo de mea culpa; del otro, la fantasĂ­a —criminal para el pueblo cubano— de insistir en una invasiĂłn norteamericana. Como mi anterior columna, ahora tambiĂ©n me agarro del apĂłstol Pablo: “Cuando soy dĂ©bil, entonces soy fuerte” (2Cor 12: 10).

OpiniĂČn y Analisis.

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