Carlos SĂĄnchez BerzaĂn entrevistado en "Contraparte Bolivia" por Edwing Castro Poma: La situaciĂłn polĂtica en Bolivia refleja la consolidaciĂłn de un modelo de “dictadura electoralista”, una caracterĂstica comĂșn en los regĂmenes del socialismo del siglo XXI. Este modelo, liderado histĂłricamente por Cuba y Venezuela, perpetĂșa a los gobernantes en el poder bajo una fachada de elecciones manipuladas. En Bolivia, los procesos electorales han sido sistemĂĄticamente intervenidos para garantizar la permanencia de un sistema dictatorial que concentra todos los poderes, elimina la independencia de las instituciones y sofoca las voces disidentes. El caso mĂĄs reciente, las elecciones judiciales, evidencia cĂłmo este esquema manipula a los jueces y convierte al poder judicial en una herramienta de persecuciĂłn polĂtica y represiĂłn social.
Este modelo dictatorial no es exclusivo de Bolivia. En Nicaragua, Daniel Ortega y Rosario Murillo han encarcelado y exiliado a opositores, asegurando su reelección mediante fraudes descarados. Venezuela, bajo el mando de Nicolås Maduro, ha enfrentado denuncias similares, con elecciones plagadas de irregularidades y una creciente represión estatal. Bolivia sigue este patrón con la elección de 2020, utilizando un padrón electoral adulterado y un sistema diseñado para evitar la alternancia democråtica. Estos ejemplos muestran cómo el socialismo del siglo XXI utiliza las elecciones no para promover la democracia, sino para legitimar su permanencia indefinida.
En Bolivia, la situaciĂłn es aĂșn mĂĄs grave debido a la connivencia entre el rĂ©gimen y el narcotrĂĄfico. El paĂs se ha convertido en un narcoestado. AdemĂĄs, se han entregado recursos estratĂ©gicos como el litio y el oro a potencias extranjeras, como China y Rusia, sin consideraciĂłn por el interĂ©s nacional. Esta entrega ha devastado los recursos naturales, envenenado el medio ambiente y destruido parques nacionales que eran un orgullo del paĂs. Estas acciones no solo despojan al pueblo boliviano de su patrimonio, sino que tambiĂ©n consolidan el control extranjero sobre su territorio.
La represiĂłn no se limita a lo polĂtico; el sistema judicial se ha transformado en un mecanismo de terror. Los jueces, calificados como “sicarios judiciales”, persiguen y encarcelan a opositores bajo Ăłrdenes directas del rĂ©gimen. En Bolivia, mĂĄs de 320 presos polĂticos son evidencia de un sistema que utiliza el miedo como herramienta de control. Este "terrorismo de Estado" busca someter a la poblaciĂłn mediante torturas, encarcelamientos arbitrarios y asesinatos encubiertos. Esta estrategia no es nueva; es una tĂĄctica probada en regĂmenes similares como Cuba, Venezuela y Nicaragua, donde los derechos humanos son sistemĂĄticamente violados.
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