El PDC denuncia que Rolando Arostegui Quiroga, ex prefecto y jefe del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en Santa Cruz, ha sido señalado junto a un grupo de dirigentes y militantes de su partido como los principales actores en una maniobra para apoderarse del control del Partido Demócrata Cristiano (PDC). Este intento de adueñarse del PDC ha desatado una serie de reacciones dentro del mismo partido, generando un fuerte conflicto que pone en riesgo la cohesión interna de la organización política.
Rolando Arostegui, quien tiene una larga trayectoria dentro de la política cruceña y boliviana, ha estado vinculado al MIR durante años, y su relación con varios militantes de este movimiento en diferentes departamentos del país ha despertado las alarmas en sectores clave del PDC. Según diversas fuentes cercanas a los involucrados, Arostegui, junto con varios dirigentes del MIR de Santa Cruz, busca cambiar la dirección del PDC, sustituyendo a los actuales líderes con figuras más cercanas a su corriente de pensamiento y estrategia política.
Entre los principales opositores a esta maniobra se encuentran Gustavo Rioja, secretario general del PDC en Potosí, así como varias figuras históricas del partido, entre ellas la exdiputada Norma Pierola, Ingrid Peñafiel, quien también fue diputada por el PDC en Santa Cruz, Samuel Cruz Trujillo, exdiputado del PDC, Raúl Rocha, exdiputado por Oruro, y Víctor Hugo Velasco Iporre, exdiputado por Santa Cruz. Estos dirigentes han expresado su rechazo absoluto a cualquier intento de que el PDC sea cooptado por intereses externos, y han alertado sobre el riesgo que representa para la estabilidad y la identidad del partido.
En declaraciones públicas, Gustavo Rioja ha resaltado que el PDC es un partido con una tradición y una historia política sólida que no puede ser manipulada ni convertida en una herramienta al servicio de intereses ajenos a su base ideológica. Según Rioja, la intención de Arostegui y sus amigos no solo va en contra de los principios democráticos y cristianos que definen al PDC, sino que también pone en peligro la legitimidad del partido frente a sus militantes y electores.
Por su parte, Norma Pierola, exdiputada del PDC, ha sido enfática en señalar que el PDC no puede convertirse en un espacio de disputa para la apropiación por parte de otros sectores políticos. Pierola enfatiza que el PDC es una agrupación con un compromiso profundo con los valores democráticos y que sus bases están firmemente unidas en la defensa de la autonomía partidaria frente a cualquier intento de injerencia externa.
Ingrid Peñafiel, otra exdiputada por Santa Cruz, ha asegurado que el intento de Arostegui y sus seguidores representa una amenaza no solo para la estructura del PDC, sino también para la estabilidad del sistema democrático en Bolivia. Según Peñafiel, el PDC ha sido una de las fuerzas políticas más consistentes en la defensa de la democracia y la participación ciudadana, y no se puede permitir que este legado sea socavado por maniobras oportunistas de quienes buscan usar el partido con fines personales o de conveniencia política.
La situación ha llevado a varios militantes y exdiputados a convocar a una serie de reuniones internas dentro del PDC para analizar las estrategias a seguir y definir las acciones que garanticen la unidad y la fuerza del partido en el futuro cercano. Entre las propuestas que se manejan, se encuentra la de fortalecer la participación de las bases en la toma de decisiones y reforzar los mecanismos de transparencia interna.
Raúl Rocha, exdiputado por Oruro, ha manifestado que este tipo de disputas internas son comunes en la política, pero lo importante es que el PDC se mantenga fiel a sus principios y valores fundamentales. En su opinión, el desafío es mantener el rumbo del partido y evitar que intereses ajenos lo desestabilicen.
El conflicto también ha atraído la atención de medios de comunicación y analistas políticos, quienes han subrayado que este tipo de disputas dentro de partidos tradicionales, como el PDC, pueden tener repercusiones a nivel nacional. En este sentido, varios expertos señalan que las tensiones internas en el PDC podrían alterar el panorama político en Bolivia, especialmente en un contexto electoral cada vez más competitivo.
En conclusión, la disputa por el control del PDC entre Rolando Arostegui y su grupo de seguidores del MIR y los actuales dirigentes del partido refleja las tensiones inherentes a los procesos de cambio dentro de la política boliviana. El futuro del PDC dependerá de cómo logre resolver este conflicto interno, preservando sus principios y valores, y cómo logre adaptarse a los nuevos desafíos del escenario político nacional.
Santa Cruz.
ANN Noticias.