*Por: Carlos Sanchez Berzain.
Gobiernos, lĂderes democrĂĄticos, sistema internacional y alguna prensa, siguen tratando a Nicaragua y Bolivia como democracias en crisis, destacando la “crisis electoral” en Nicaragua y la “crisis de justicia” en Bolivia para disfrazar como sĂntomas lo que es en verdad la vigencia del sistema de dictaduras de Cuba y Venezuela. No quedan en Bolivia y Nicaragua ninguno de los “elementos esenciales de la democracia”, son paĂses con decenas de presos polĂticos, miles de exiliados y detentadores del poder totalitarios. No son democracias en crisis, son dictaduras y es tiempo que se las denomine y trate asĂ.
El pueblo boliviano desde Enero de 2006 con el acceso de Evo Morales a la presidencia fue forzado a recorrer el camino del establecimiento de una dictadura que con falsificaciones, masacres y persecuciĂłn polĂtica suplantĂł la RepĂșblica de Bolivia y la ConstituciĂłn PolĂtica para imponer lo que hoy se conoce como el “estado plurinacional”, que es una copia de los estatutos dictatoriales cubano y venezolano que el castrochavismo denomina constituciones.
El pueblo nicaragĂŒense desde Enero de 2007 con el retorno de Daniel Ortega a la presidencia fue forzado al restablecimiento de la dictadura sandinista en los parĂĄmetros del socialismo del siglo XXI para convertirla –como Cuba, Venezuela y Bolivia- en “dictadura electoralista”, en la que “el pueblo vota pero no elige”, mediante sucesivas modificaciones constitucionales y leyes sumadas a la estructura de poder e impunidad que el sandinismo siempre retuvo desde 1990.
En ambos casos el “Iter criminis” o camino del delito para la imposiciĂłn de las dictaduras tuvo como actores principales a opositores que negociando sus miedos, delitos y espacios de poder entregaron la institucionalidad de sus paĂses a cambio de perdones, amnistĂas, prebendas y participaciones. Grandes traidores a la Patria que permanecen como “opositores funcionales”, dando apariencia de democracia a las dictaduras, mientas los lĂderes democrĂĄticos eran enjuiciados, encarcelados y exiliados, vĂctimas de “asesinato de reputaciĂłn”.
Ni en Bolivia ni en Nicaragua existe “respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales”. Nicaragua tiene mas de 130 y Bolivia mas de 45 presos polĂticos. Los recientes presos polĂticos en Nicaragua son todos los candidatos presidenciales como la Sra. Cristiana Chamorro y otros que deberĂa participar en las elecciones del 7 de Noviembre prĂłximo y en Bolivia son presos polĂticos la ex presidenta Jeanine Añez, ex ministros, militares, policĂas, jĂłvenes y ciudadanos que fueron parte o vĂctimas del fracaso de cesar la dictadura entre octubre de 2019 y octubre 2020.
Ni en Nicaragua ni en Bolivia estĂĄ vigente el “estado de derecho” porque por medio de textos constitucionales y leyes infames violatorias de los derechos humanos, el derecho es la voluntad del dictador y del rĂ©gimen, como en Cuba y Venezuela, con leyes como las “mordaza”, las “retroactivas”, las de “lucha contra la corrupciĂłn”, o de “protecciĂłn de la soberanĂa”, o simplemente “antiimperialistas”.
Tanto en Bolivia como en Nicaragua han convertido el sistema de justicia en el instrumento de persecuciĂłn polĂtica y de imposiciĂłn de terror a la poblaciĂłn. Los “fiscales y jueces son verdugos y los procesos con linchamientos”. La “judicializaciĂłn de la persecuciĂłn y la represiĂłn polĂtica” se ha institucionalizado como mĂ©todo castrochavista y es la prueba mas clara de la inexistencia de “separaciĂłn e independencia de los Ăłrganos del poder pĂșblico”.
Sin respeto a los derechos humanos ni libertades fundamentales, sin estado de derecho y sin separaciĂłn e independencia de los poderes pĂșblicos, sino con todo lo contrario, Bolivia y Nicaragua no pueden tener, no tuvieron en los Ășltimos 15 años y no tendrĂĄn “elecciones libres y justas basadas en el sufragio universal y secreto como expresiĂłn de la soberanĂa popular” y tampoco “libre organizaciĂłn polĂtica”. Lo que pasĂł en Bolivia en las elecciones de Octubre de 2019 fue un criminal fraude certificado por la OEA y la UniĂłn Europea entre otros, fraude que se repitiĂł con complicidad de quienes hoy son presos del rĂ©gimen en octubre de 2020. Lo que pasĂł en Nicaragua es lo mismo y lo repetirĂĄn -con los candidatos opositores presos- en prĂłximo 7 de Noviembre.
La diferencia entre democracia y dictadura no es semĂĄntica, se trata de abismales contraposiciones que estructuran dos formas totalmente antagĂłnicas de vida y de gobierno. Los regĂmenes dictatoriales como violadores de derechos humanos deben estar proscritos del sistema econĂłmico multilateral, pero para no sufrir estas y otras consecuencias siguen simulando que Nicaragua y Bolivia son democracias con crisis, cuando en verdad son dictaduras consolidadas, puras y duras desde hace años.
*Abogado y PolitĂłlogo. Director del Interamerican Institute for Democracy.
Opinion y Analisis.
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