VILAR: El arte de narrar cuentos


Por: Jose Rafael Vilar.

Hace muchos años —muchĂ­simos— tuve un amigo, poeta estructuralista, que iniciĂł un movimiento de contadores de cuentos —“cuentacuentos” preferĂ­a— alrededor de la habanera Casa de las AmĂ©ricas.

Los cuentacuentos —sustantivo epiceno— fuimos hombres y mujeres que tratamos de rescatar la magia de contar, sin hogueras porque la flama la insuflĂĄbamos nosotros: “primero fue la palabra” (Juan 1,1). La receta de la “magia” era simple: a) tener una idea que decir (narrar); b) creĂ©rsela (esencia para transmitirla), y c) saber decirla (convencer). Años despuĂ©s descubrĂ­ a Stanton, Futrell, Kloter, Lambin y tantos otros y me di cuenta que era la misma martingala (en buena acepciĂłn); un poco mĂĄs de leer me descubriĂł el indigno axioma de “si dices una gran mentira y la repites con suficiente frecuencia, al final la gente la creerĂĄ”.

Y aunque con los mercadeos se perdĂ­a de la magia “cuentacuentos”, ganĂ© dos palabras- idea: storytelling (contar convincentemente) y success stories (“historias de Ă©xito”: reales o fabuladas).

De ambas en Bolivia huelgan ejemplos: De storytelling la RevoluciĂłn Nacional anunciĂł empoderar a los indios cuando solo les dio voto y minifundios, algo que la RevoluciĂłn Cultural del cuatroceno tambiĂ©n anunciĂł pero quedĂł en lo simbĂłlico, compensado por la reparticiĂłn de parte de los sĂșper ingresos del boom de los commodities—indulgencias ajenas.

Los resultados de octubre de 2020 — los terceros mĂĄs altos tras la democratizaciĂłn de 1982— en algunos crearon la ilusiĂłn de un “regreso victorioso” cuando era un simple ritornello; vana ilusiĂłn porque —como he repetido— los electores votaron por un mito —el pretendido “milagro econĂłmico” de 2008-2015— y su milagrero, hastiados por la situaciĂłn —pandemia y crisis econĂłmica, corrupciĂłn (mucho menor en cuantĂ­a que la del cuatroceno pero tambiĂ©n indignante) e ineficiencia— y castigando a la dizque oposiciĂłn —desunida, desubicada y “gastada”.

¡Y vaya que funcionĂł el success story del supuesto “milagro”!: muchos votaron por el mito y no por el actor. Sin dudas el “milagro” estuvo mĂĄs asentado que el #VolverAlMar que finiquitĂł estruendosamente en La Haya cuando la Corte Internacional de Justicia nos ahogĂł ilusiones descartando todos los argumentos nacionales, “vendidos” durante años como exitosamente infalibles e indiscutibles; pero esa es otra narrativa…

QuizĂĄs por todo eso (“regreso victorioso”, “milagro econĂłmico” y su milagrero) y, mĂĄs, por la urgencia de rehabilitar al Jefazo, el “mago” olvidĂł enseguida que su mandato era reconciliar el paĂ­s para restaurar la economĂ­a y la salud de los bolivianos y se arropĂł en el mantra “¡fue golpe!”. Machaconamente, dĂ­a tras dĂ­a, repetida un momento tras otro por el “mago” y sus corifeos…

Pero, amĂ©n de “cuentacuentos” y marketing, la nigromancia goebbeliana necesitaba un poco de base real sobre la que construir la mĂ­tica —a sabiendas que no habĂ­a mĂ­stica donde apoyarse— y esa carencia fue creciendo: informe —clarificador— de la conferencia episcopal; mensaje —reafirmador— de la delegaciĂłn europea; condena del parlamento y de la comisiĂłn —Ejecutivo— europeos; estudio Ă­rrito —mĂĄs trabajo de clase— y de contenidos muy “filtrados” “analizando” las elecciones de un profesor salamanquino —con mĂĄs remiendos que un Zapatero de barrio— y sus alumnos, con respuesta contundente de la OEA; informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, que repartiĂł culpas y responsabilidades a ajenos y a propios, que reafirmĂł el nudo gordiano que naciĂł al violar la voluntad popular —constitucionalmente inviolable— del 21F y que cargĂł de culpas y yerros a la “justicia” boliviana…

Pero quizĂĄs el summum de la bofetada —sin guante— fue el Consejo Permanente de la OEA convocado para cualificar el “injerencismo” de su secretario general. Asistieron virtualmente 19 paĂ­ses —15 no se conectaron, ya fuera por el tea time de los anglĂłfilos, por asuntos urgentes o por deficiencias de conexiĂłn— y Bolivia fue arropada por… tres: MĂ©xico, Argentina y la dictadura electoralista de Nicaragua. Nos fue nada bien ese round.

Por Ășltimo, de yapa, el señor Procurador General del Estado anunciĂł “que el Estado boliviano enviarĂĄ a la (…) OEA el informe que realizĂł la ContralorĂ­a General del Estado sobre el documento que presentĂł Luis Almagro (…) sobre las elecciones generales de 2019, para dar a conocer de manera oficial el incumplimiento de los acuerdos y que no se realizĂł ninguna auditorĂ­a al proceso”. Esopo, La Fontaine y Samaniego enfermarĂ­an de envidia.

OpiniĂłn y AnĂĄlisis.

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