En una entrevista exclusiva con Virginio Lema, Carlos Sánchez Berzaín, politólogo boliviano y exiliado político, reflexiona sobre las transformaciones que han marcado a Bolivia y a la región latinoamericana en las últimas décadas. Desde su perspectiva, el ascenso del movimiento bolivariano, liderado por Hugo Chávez y respaldado por figuras como Lula Da Silva, marcó un punto de inflexión para la democracia en América Latina.
Carlos Sánchez Berzaín, destacado politologo boliviano y victima en exilio del actual regimen Masista.
A finales del siglo XX, la región vivía una era de cambios profundos. La dictadura cubana, en decadencia, encontró un nuevo aliado en Chávez, quien impulsó un proyecto populista que se extendió rápidamente. En 2005, Bolivia se sumó a esta ola con la llegada de Evo Morales al poder. Según Sánchez Berzaín, este fue el inicio de un proceso que desmanteló la democracia boliviana, instaurando un sistema transnacional que consolidó el poder en manos de unos pocos.
El politólogo destaca cómo Morales, con el apoyo de Chávez y la dictadura cubana, implementó reformas constitucionales que concentraron el poder y suprimieron derechos fundamentales. La nueva Constitución de 2009, elaborada con el respaldo de abogados españoles financiados por Venezuela, marcó un antes y un después. La oposición fue acallada mediante persecuciones, encarcelamientos y exilios, mientras el país se sumía en lo que Sánchez Berzaín describe como una dictadura encubierta.
En el ámbito económico, el régimen de Morales adoptó políticas que llevaron a Bolivia a un endeudamiento masivo. Préstamos de instituciones internacionales y acuerdos con potencias como China, Rusia e Irán comprometieron la independencia económica del país. Además, el sistema Petrocaribe, diseñado por Venezuela, sirvió como herramienta de control regional, pero dejó a Bolivia atrapada en un ciclo de sobreendeudamiento.
Las elecciones de 2019, según Sánchez Berzaín, evidenciaron la manipulación y el fraude electoral que caracterizan al régimen. La fragmentación de la oposición permitió que el fraude se ejecutara sin resistencia significativa, consolidando lo que él llama una "dictadura electoralista": un sistema donde se vota, pero no se elige.
Finalmente, Sánchez Berzaín subraya la estrecha alineación de Bolivia con los regímenes de Cuba y Venezuela. La influencia de estos países se extiende a sectores clave como la educación, la salud y la seguridad, perpetuando un sistema de represión y control social. Para el politólogo, el "socialismo del siglo XXI" ha traído consigo crímenes de lesa humanidad y una dictadura que, aunque se presenta como democrática, opera bajo un modelo autoritario.
Desde su exilio, Carlos Sánchez Berzaín continúa alzando la voz contra lo que considera un régimen que ha traicionado los principios democráticos de Bolivia. Su testimonio es un llamado a la reflexión sobre el futuro de la región y la lucha por la libertad.
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